El ajetreo de la vida cotidiana desafía cada vez más el equilibrio entre la vida laboral y personal. Es decir, el equilibrio entre la vida dentro y fuera del trabajo. De hecho, junto con las responsabilidades laborales hay obligaciones de la vida personal que desafían el bienestar de una persona y hay poco espacio para que se cuide a sí misma.
Por eso es importante sacar a debate el tema del equilibrio entre la vida laboral y personal. Sobre todo en un momento en el que cada vez se habla más de salud mental y el agotamiento se está convirtiendo en una palabra casi cotidiana. Debe haber una gestión eficaz del tiempo. No sólo por parte del trabajador, que tendrá responsabilidades al respecto, sino también por parte de la empresa, a la que se le pide que sea flexible en la forma de gestionar el tiempo que el trabajador pasa en la empresa y en la apertura que tendrá para permitir que el trabajador gestione sus asuntos fuera de la empresa. Esta es una de las mejores formas de retener el talento, que también trataremos con más detalle en los temas anexos a esta temática tan en boga estos días.
¿Qué es el equilibrio entre trabajo y vida privada?
No existe una definición clara de lo que es o puede ser el equilibrio entre la vida profesional y la personal, pero sería pacífico decir que se trata de un equilibrio establecido entre la vida profesional y la personal. Este acto de equilibrio puede remontarse a tiempos más recientes y estresantes, pero ha sido una palabra de moda durante mucho tiempo. De hecho, en 2003, Nancy Lockwood, experta en Recursos Humanos, ya publicó un artículo sobre este tema y lo cierto es que no encontró una definición clara del mismo. De hecho, ha examinado el concepto en varias etapas y los diferentes puntos de vista (de la empresa y del trabajador). Este artículo adoptará un enfoque similar en el sentido de que “descompone” el concepto de equilibrio entre vida laboral y vida privada en varios conceptos, aunque necesariamente distintos de los abordados por el investigador.
Bienestar
Empecemos por el bienestar. Es un concepto demasiado vago para poder explicarlo. Al fin y al cabo, se puede garantizar el bienestar de una persona con características que no son suficientes para satisfacer a otra. Un flujo de trabajo intenso puede ser tolerado de diferentes maneras por cada trabajador y esto puede repercutir o no en su bienestar. De hecho, los distintos trabajadores gestionan de forma diferente la separación entre el trabajo y la vida personal.
Teniendo esto en cuenta, vale la pena señalar que existe un creciente cuerpo de literatura académica relacionada con el bienestar de los empleados. De hecho, es un aspecto al que se presta cada vez más atención desde que las escuelas de negocios dejaron de ver al hombre como algo puramente económico. En otras palabras, el concepto de Homo Economicus, introducido en el siglo XIX, es un concepto nuevo. En el siglo XIX, fue decayendo gradualmente a medida que se tenían en cuenta los intereses de los trabajadores más allá de su propio salario.
Hoy en día existen prestaciones que tienen en cuenta el bienestar del trabajador y que pueden incluir, entre otras cosas, horarios de trabajo flexibles.
¿Cómo puede entonces intervenir una empresa? Existen varias hipótesis. Una de ellas es identificar posibles inductores de estrés en el trabajador. Esto puede eliminarse o mitigarse de forma que se evite caer en una espiral depresiva. Y hablando de depresión, la empresa también puede adoptar prácticas que fomenten el bienestar en el lugar de trabajo, como actividades fuera de la oficina (como la formación de equipos). Además, reconocer el buen trabajo también es importante y beneficioso para el bienestar del empleado y, por tanto, para la empresa, que puede experimentar un aumento de la productividad.
Burnout
En el polo opuesto del bienestar se encuentra el burnout, un síntoma extremo de desequilibrio en el Balance Vida-Trabajo. El burnout hace referencia al estrés crónico en el lugar de trabajo que no se ha gestionado adecuadamente, lo que a menudo conduce al agotamiento del trabajador, que puede manifestar un estado de agotamiento físico o emocional que también puede incluir, en los casos más graves, una pérdida de identidad personal.
Además de aumentar el bienestar de los trabajadores y la productividad de la empresa, habrá que prestar atención al rendimiento de los trabajadores y a los síntomas del agotamiento, entre los que se incluyen:
- Incapacidad para concentrarse
- Irritabilidad
- Enfermedad recurrente
- Dificultades para dormir
- Falta de esperanza
- Cinismo
Estos comportamientos serán una llamada de atención para las empresas. Además, se puede prevenir introduciendo el horario flexible, en el que el trabajador puede disponer de espacio para su vida personal, lo que le permite gestionar mejor su tiempo. Esto facilitará tanto al trabajador como a la empresa el aumento de la productividad… que puede vincularse al buen rendimiento de buenos trabajadores cuyo potencial es sólo limitado. En otras palabras, estar atento a los signos de agotamiento no sólo es importante para garantizar el bienestar de los empleados, sino también para… retener el talento.
Retener el talento
Uno de los mayores retos a los que se enfrentan las empresas hoy en día está relacionado con la retención del talento. De hecho, en un mercado competitivo puede ser difícil retener a un empleado que recibe una oferta tentadora, no sólo en términos financieros sino también, y sobre todo, en la forma de gestionar su vida fuera del trabajo. Es decir, el equilibrio entre trabajo y vida privada.
Hay varias formas de promover la retención del talento. Una de ellas es precisamente la satisfacción de los trabajadores. Esto puede conseguirse mediante el trabajo flexible (el trabajo híbrido es una solución), que le permite gestionar su tiempo de forma más eficaz.
Además, no debe haber avaricia en la distribución de elogios o tecnología. Cualquiera disfrutará trabajando en un entorno en el que tenga buenos recursos a su disposición… y una buena retro-alimentación relacionada con el trabajo que realiza.