Pilares de la inteligencia emocional para líderes

A un líder se le pide control. A nivel operativo o de comunicación, por ejemplo. Sin embargo, un líder también debe controlar sus emociones. Al fin y al cabo, es la base de la persona bajo la que se depositan las responsabilidades de determinados proyectos. En efecto, un desequilibrio en el campo de las emociones puede tener graves consecuencias para la organización o el proyecto que usted dirige. En otras palabras, la inteligencia emocional de los líderes será un activo muy importante para cada empresa, por lo que debería ser uno de los aspectos a tener en cuenta a la hora de contratar para puestos directivos.

Pero profundicemos más. ¿Qué es la inteligencia emocional?

 

El concepto de inteligencia emocional

En el contexto del libro de Daniel Goleman “Inteligencia emocional”, citado por varios artículos científicos, entre ellos el de Cary Cherniss en el Consorcio para la Investigación de la Inteligencia Emocional en las Organizaciones, han surgido las primeras definiciones relacionadas con la inteligencia emocional en el contexto profesional. La más popular, que puede resumirse aquí, es la capacidad de una persona de controlar sus sentimientos para expresarlos de forma adecuada y eficaz. Goleman, de hecho, va más allá y afirma que la inteligencia emocional es uno de los principales factores de éxito en el lugar de trabajo.

Este autor divide la inteligencia emocional en 4 componentes: autoconciencia, gestión de las relaciones, autogestión y conciencia social. Todos ellos serán explorados a lo largo de este artículo.

 

¿Qué papel desempeña la autoconciencia en la inteligencia emocional de los líderes?

Una de las formas de control emocional es ser consciente de sus propias reacciones. Es decir, tener una idea de su personalidad. Ser consciente de uno mismo. Es a partir de aquí cuando comienza a estructurarse la inteligencia emocional. Al fin y al cabo, al ser conscientes de lo que puede desencadenar una actitud hostil o un comportamiento más irascible, la inteligencia emocional de los líderes se vuelve más eficaz. Es decir, existe una perspectiva de prevención que separa los sentimientos de las acciones.

En el campo de la autoconciencia, también entra en juego la parte comunicativa de un líder. Es decir, su capacidad para mostrar lo que siente en un momento dado, y puede identificar perfectamente la diferencia entre emociones similares como la ira, el odio e incluso, en algunos casos, el amor. En este sentido, puede haber una mayor racionalidad en el ámbito profesional y, en consecuencia, se crea un espacio para que se tomen decisiones en las que prevalezca la lógica y no otros factores externos.

En otras palabras, en pocas palabras, el líder se ve a sí mismo y consigue atenuar (porque imaginamos que es imposible desconectar por completo) sus sentimientos, desplazando sus emociones del proceso de toma de decisiones.

 

La autogestión en la inteligencia emocional de los líderes

La autogestión y la autoconciencia pueden sonar a lo mismo, o a conceptos muy similares, sobre todo si nos fijamos en el campo específico de la inteligencia emocional de los líderes. Y la verdad es que no son parientes muy lejanos, si se puede decir así. Al fin y al cabo, la autogestión apunta a la capacidad de controlar los comportamientos y los sentimientos, gestionándolos de forma constructiva.

La mayor diferencia entre ambos conceptos radica en la raíz de la emoción, presente en el concepto de autogestión. Es decir, la razón por la que la persona (el líder en este caso) se sentirá así, algo que no se tiene en cuenta en el concepto de autoconciencia.

Ahora bien, si existe un mayor sentido de lo que nos hace sentir de una determinada manera, también hay margen para que esto se controle y tiene el potencial de mantener a los trabajadores centrados en el proyecto.

 

Gestión de relaciones

Uno de los pilares de la inteligencia emocional de los líderes es también la gestión de las relaciones. Es decir, la forma en que el líder interactúa con quienes le rodean. O, en términos más generales, la gestión de las relaciones se refiere a la capacidad de un líder para comunicarse con claridad, manteniendo buenas relaciones con los demás, lo que a la larga puede resultar rentable para sí mismo y para la empresa. Al fin y al cabo, un líder bien conectado puede hacer que su equipo se sienta bien, generando así un aumento de la productividad. Además, esta capacidad de gestión de las relaciones puede extenderse también fuera de la empresa, en contacto con otras culturas y otros departamentos, generando posiblemente importantes sinergias.

También incluye el aspecto de la gestión de conflictos, que abarca cinco estilos de gestión: competitivo, acomodaticio, distanciador, de acuerdo y de colaboración. La primera es una postura no cooperativa en la que se da primacía al poder y se opone a la segunda, en la que hay una renuncia a los intereses de una de las partes implicadas. El estilo de retirada tampoco es colaborativo, ya que implica la renuncia de una de las partes. Por último, los estilos de acuerdo y colaboración son los más cooperativos. Al fin y al cabo, implican compromisos entre ambas partes, encontrando un término medio para las intenciones de ambas. Hay que subrayar que es importante tener claro lo que está sobre la mesa. Es decir, no es aconsejable suponer de antemano que la otra parte ha aceptado algo que el propio líder ha puesto como condición para el acuerdo.

 

Sensibilización social

Por último, el 4º pilar clave de la inteligencia emocional de los líderes: la conciencia social.

Estamos familiarizados con el concepto de mentalista, aquel que puede leer la mente de los demás de forma misteriosa. Bueno, un líder tiene que ser un poco así. No diríamos un mentalista charlatán, sino quizá alguien con la capacidad de leer… la situación. Es decir, “leer la habitación”, como se dice en inglés. Al tener la sensibilidad necesaria para darse cuenta de lo que ocurre en un momento determinado, el líder puede actuar en consecuencia y hacerse cargo de la situación para que no escale a niveles que puedan ser perjudiciales para la empresa.

Este concepto también incluye la capacidad de ponerse en el lugar del otro, lo cual, admitámoslo, no sólo es esencial para la inteligencia emocional de los líderes, sino también de todos nosotros.

Leave A Comment